La Semana Santa acaba y las puertas se han cerrado con la ultima virgen y el ultimo cristo, por la tarde, Sevilla cambia de Dios. Su ultimo Domingo de Resurreccion, así como el primero, Curro iba con la misma ilusión, se ponía un traje nuevo, y horas antes, se convertía en el hombre más esperado por Sevilla. Como siempre, la gente le espera en la calle Iris para tocarle, murmurarle o gritarle "Curro, te odio", dicen que no era nada más que amor. Comentan los curristas, que Curro suspende el tiempo, es la exageración del temple. Curro es impredecible, y como el mismo decía: "El arte, sale cuando uno tiene un sentimiento muy hondo, sale cuando hay un verdadero duende, en fin, a mi me sale, muy de tarde en tarde, pero me sale".
Muchos han ido a verle torear, y en vez de ver al faraón, han visto a un torero deprimido, triste, y lo maldicen, pero con un sola verónica, Curro pulveriza esos odios. El de Camas fue fiel a la tauromaquia clásica, la de citar de frente, dar el pecho al toro, cargar la suerte y dar un natural, despacio, muy despacio. Dicen que era miedoso, y para mí, un torero que echa la pata pa' lante, no tiene miedo. En los 70, sus años negros, Curro atraviesa las plaza bajo almohadillas. Sevilla lo pisotea y la corrida de la Prensa del 79 le da la extrema unción. Se negó dos veces a matar sus toros en Las Ventas y pasó la noche en comisaria al rodeado de ladrones. Dicen que tenia miedo, y no, Curro lo que tenia era miedo de tener miedo. Las tarde que toreaba se escuchaba "El número uno" o "Un petardo auténtico" , así era Curro. Francisco Romero, como así se llama, decía: "No me gusta la mediocridad, espero la grandeza, y no me traiciono porque me caigan broncas y la gente me tire almohadillas por no torear un toro que no me gusta. Soy fiel a mí y prefiero hacer las cosas cuando estoy a gusto que hacerlo a disgusto y engañarme". En Madrid, el 12 de julio de 1987 no mata un toro porque pensaba que estaba toreado y el público, después de haberle visto salir a hombros 7 veces reacciona con violencia. Miguel Galayo saltó al ruedo para reclamarle el dinero de su entrada. Después declaró que se sintió engañado pero que era currista. Árticulos de la epoca explican que sus vecinos decían que Miguel Galayo era un hombre pacifico, buen marido, solo que Curro lo volvió loco.
Las 6 y media de la tarde, la hora de Curro, que estaba esperando al famoso cerrojazo, mientras, los sevillanos, con una ramita de romero en la solapa, se preguntaban ¿Que traje llevara? La Maestranza lleva esperándole un año. El presidente saca el pañuelo y es el faraón una vez más. Va pasando la feria del 98 y, con ella, sus toros.El 30 de abril, sale su último toro en la feria, Guardamonte, de Juan Pedro Domecq, muchos pensaban si seria el ultimo de su carrera, es un buen toro, lo ha visto, Curro va a torear.
No le gusta salir en la televisión, huye de las cámaras y al retirarse afirmo que deseaba que sus historias se narrasen de padres a hijos, que unos a otros contasen el temple de sus naturales. Historias como que le saludó Juan Belmonte cuando era joven, que recibió fuertes cornadas, que nunca se pagó una pagina de publicidad, que huía de las entrevistas, que amaba el cante flamenco y era buen amigo de Camarón, que fue el torero que más tiempo ha estado toreando, que fue enterrado y resucitando miles de veces. Francisco Romero López tiene 79 años pero su enigma sigue toreando. Él, confesó "El día que me fallen las facultades, con todo el dolor de mi corazón y aunque muchos no lo comprendan, abandonaré la espada y la muleta", afirmó que no avisaría su adiós pero que un día, después de torear, dirá que esa fue la última. Así lo hizo, en La Algaba, el 22 de Octubre de 2000, toreando mano a mano un festival con Morante de la Puebla, su heredero en el toreo sevillano, aunque a Curro no habrá quien lo reemplace.